Era tan deforme cuando nació, que su madre lo arrojó del Olimpo para que no la avergonzase ante los demás dioses. Hefesto cayó en el mar, donde las Oceanides Tetis y Eurínome lo recogieron y cuidaron durante nueve años. En el noveno año de su vida, Hera descubrió una joya que Tetis llevaba y quiso saber quien la había realizado. Tetis le confesó que la había hecho Hefesto. Hera entusiasmada con los trabajos de su hijo le pidió que regresara al Olimpo. Pero Hefesto resentido con ella, le regaló un hermoso trono que la aprisionó al sentarse en él, y no consintió en soltarla hasta que Dioniso le convenció emborrachándole. Mas tarde hizo las paces con Hera, incluso fue arrojado por segunda vez del Olimpo, esta vez por Zeus, al ponerse de parte de Hera en una discusión que esta mantenía con Zeus.
Estuvo casado con Cárite, Aglaye y con Afrodita de la que estaba muy enamorado y a la que perdonaba sus frecuentes deslices.
En el Olimpo se construyó un radiante palacio de bronce donde trabaja ayudado por unas autómatas, que el mismo había realizado. Fabricaba los rayos de Zeus, la flechas de Artemisa y Apolo, las armas de Aquiles, la coraza de Heracles, las cadenas de Prometeo, modeló el cuerpo de Pandora y el autómata de Talos entre otras muchas obras.
En la mitología griega, Hefesto (en griego Ἥφαιστος Hêphaistos, quizá de φαίνω phainô, ‘brillar’) es el dios del fuego y la forja, así como de los herreros, los artesanos, los escultores, los metales y la metalurgia. Era adorado en todos los centros industriales y manufactureros de Grecia, especialmente en Atenas. Su equivalente aproximado en la mitología romana era Vulcano.
Hefesto era bastante feo, lisiado y cojo. Tanto es así, que caminaba con la ayuda de un palo y en algunas vasijas pintadas sus pies aparecen a veces del revés. En el arte, se le representa cojo, sudoroso, con la barba desaliñada y el pecho descubierto, inclinado sobre su yunque, a menudo trabajando en su fragua. La apariencia física de Hefesto indica arsenicosis, es decir, envenenamiento crónico por arsénico que provoca cojera y cáncer de piel. El arsénico se añadía al bronce para endurecerlo y la mayoría de los herreros de la Edad de Bronce habrían padecido esta enfermedad.
http://es.wikipedia.orgwikiHefestoHEFESTO____________________________________________________
El oficio de herrero constituye uno de los más antiguos de la historia. Ya aparece citado en el Génesis el nombre de Tuvalcain como el del primer forjador, y tampoco la mitología clásica se olvidó del arduo trabajo del hierro, siendo el único dios cojo del Olimpo, Vulcano, el encargado de realizar las armaduras, espadas y carruajes para los demás dioses. Y así como herrero, le representa Velázquez en su célebre obra La Fragua de Vulcano.
En ella se plasma el momento en el que Apolo (dios del sol) aparece en la fragua para comunicarle que su esposa Venus, ha sido encontrada en el lecho con Marte, el dios de la guerra. Las caras de sorpresa tanto del dios como de los ayudantes no necesitan comentarios, pero además de de este estudio de actitudes, Velázquez, nos ofrece el privilegio de observar una fragua del siglo XVII representada con todo lujo de detalles, yunque, martillo, el calor del fuego, y la obra final, una brillante armadura, que paradójicamente, realizaban con esmero para el propio Marte
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