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Los orígenes de la Herrería de Torres hay que buscarlos en el siglo XVII, en esa época en que la ciudad y toda la Sierra de Albarracín recogen los frutos de una larga era de paz, como nunca habían conocido, y brilla con los últimos destellos de su grandeza.
Bien es verdad que se llega a ésta después de haber pasado una bélica pero gloriosa Edad Media y tras un desastre político-administrativo: la abolición de los fueros privativos de Albarracín y Teruel en las Cortes de Tarazona de 1592, y su integración en el Fuero General de Aragón.
Esta circunstancia, que vino a culminar un período de desdichas, causa de gran ruina y desolación del territorio, con la consecuente secuela de la pobreza, agravada al tener que satisfacer la ciudad de Albarracín y sus aldeas crecidas sumas de dinero en conceptos de impuestos a la corona castellana; alguno de ellos - para mayor afrenta, por integración en el Fuero General - parece ser que, superado el difícil momento, inclina a las gentes de Albarracín a mirar por el desarrollo de sus propias fuentes de riqueza, y abandonando toda empresa de tipo político o militar - ya no existe razón para ello - se dedican los habitantes de la Sierra al mejor aprovechamiento de los pastos de sus dehesas; al incremento de sus ganados; al comercio de lanas, ya famosas en el siglo VXI, en que se exportaban la extranjero, y al establecimiento de pequeñas industrias, como telares de lana, lino y cáñamo; las herrerías y otras manifestaciones de tipo artesanal.
Sirviendo a la necesidad de la Ciudad y Comunidad de Albarracín, nace la Herrería de Torres, en 1648.
Con toda solemnidad, costumbre y etiquetas observadas en los asuntos de importancia en los que intervenían la Ciudad y la Comunidad de Albarracín, como convenía a la distinción y el Señorío de Aragón, se reunieron estos dos cuerpos el día 18 de marzo del año citado de 1648, en la ciudad de Albarracín, en la sala llamada del " Rey don Jaime ", en las casas propiedad de dicha Ciudad y Comunidad, en donde se acostumbraba tener sus juntas para tratar, sus componentes, de la fundación de la Herrería de " undir y hacer hierro ".
Las personas que trataron de este asunto fueron convocadas personalmente y luego de modo general al toque de campana de la catedral de Albarracín.
Todos los cuales, de común acuerdo, convinieron por unanimidad el que " se hicies y edificase una herrería ",
Por su amplio texto e interesante lectura, les invito a que sigan leyendo en el enlace de la fuente de la noticia.
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